La colcha se cose con hilo rojo, siguiendo la Leyenda del hilo rojo.
El Hilo Rojo, es una leyenda anónima de origen chino, que dice que entre dos personas que están destinadas a tener un lazo afectivo existe un hilo rojo, que viene con ellas desde su nacimiento. El hilo existe independientemente del momento de sus vidas en el que las personas vayan a conocerse y no puede romperse en ningún caso, aunque a veces pueda estar más o menos tenso, pero es siempre una muestra del vínculo que existe entre ellas.
"Cuando un bebé nace, unos hilos rojos invisibles salen de su espíritu y conectan con todas las personas importantes que entrarán en su vida.
A medida que el bebé crece, los hilos se van acortando, acercando cada vez más a aquellas personas que están destinadas a reunirse a pesar del tiempo, del lugar o de las circunstancias. El hilo puede tensarse o enredarse, pero nunca romperse."
La leyenda del hilo rojo dice que hubo una vez un gran emperador que murió joven. A su muerte su hijo se hizo cargo de todo el imperio, el nuevo emperador era joven, inexperto, impetuoso y tenia prisa por aprender todo y encontrar su hilo rojo. Así fué como uno de sus lacayos le habló de una bruja que poseía toda la sabiduría del universo y sabia distinguir y ver el hilo rojo de todos los seres humanos. El emperador mandó llamar a la bruja y le ordenó que buscara para él el otro extremo de su hilo rojo.
La bruja tardó un tiempo en encontrar el final del hilo, pero al fin le dió una respuesta al emperador.
Le llevó al otro lado del río, hasta una aldea destartalada en medio de la nada, dónde una mujer pobre vendía pan en el mercado, con su bebé en brazos... y la bruja le dijo al emperador:
- Aqui termina tu hilo rojo emperador.
El emperador creyendo que la bruja se reía de él, enfurecido empujó a la mujer y al bebé que cayeron por el suelo rodando. El bebé se hizo una gran herida en la frente, cosa que no importó al emperador en pleno ataque de ira.
El emperador regresó a su palacio dando por zanjada la supuesta burla que la bruja le habia gastado y se olvidó del tema hasta pasados unos años...
Llegó el momento en que el emperador debia desposarse y siguiendo los consejos de los integrantes de su corte debía casarse con la hija de un general muy poderoso del otro lado del río.
Al emperador le pareció muy buena idea, ya que sabia muchas cosas de ese general. Sabia que era distinguido, honorable, muy respetado y además según decían su hija era una de las jóvenes más bellas del reino, por lo que no lo pensó dos veces y organizó una gran boda.
Llegado el día, dentro del templo dónde se celebraba la ceremonia y estando enfrente del altar los dos contrayentes, el emperador levantó el velo que cubría el rostro de la novia y a la que iba a ver por primera vez.. y su sorpresa fué inmensa cuando se dió cuenta que esa bella mujer tenía una cicatriz muy peculiar en el centro de la frente, y que le trajo a la memoria la pobre aldea y el vaticinio de la vieja bruja.
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Habia oido algo del hilo rojo, pero en realidad no conocia la leyenda.
ResponderEliminarMe encanta como te esta quedando, a ver cuando termino yo de recibir las telitas para empezar...
Si te apetece, pásate por mi blog que te he dejado una cosita.
Un beso guapa